domingo, 29 de diciembre de 2013

COMUNIÓN INTRATRINITARIA


En estos días en los que estamos celebrando el misterio de la Encarnación, aparece muy sonora en la liturgia la fórmula testifical que utiliza la primera carta de Juan: 

“Lo que existía desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que contemplamos y tocaron nuestras manos acerca de la Palabra de vida, - pues la Vida se manifestó, y nosotros la hemos visto y damos testimonio y os anunciamos la Vida eterna, que estaba vuelta hacia el Padre y que se nos manifestó -lo que hemos visto y oído, os lo anunciamos, para que también vosotros estéis en comunión con nosotros. Y nosotros estamos en comunión con el Padre y con su Hijo Jesucristo.
Os escribimos esto para que nuestro gozo sea completo”.(1Jn1,1-4)

Y, sorprende porque nos dice, claramente, que el gozo de la salvación, es incompleto. Pero, a la vez es una llamada de atención (no solamente a los gnósticos, que eran la amenaza de la comunidad joánea) sino para todos los que se conforman con una salvación aséptica. Jesucristo no ha venido a “salvarnos-de” sino a “salvarnos-para”. Y esto no es un interés de Dios, ni algo que pueda ser de forzado cumplimiento…Es el mayor regalo que nadie pueda recibir jamás.

Sacaréis agua con gozo de los hontanares de salvación y diréis aquel día: « Dad gracias a YHWH, aclamad su nombre, divulgad entre los pueblos sus hazañas, pregonad que es sublime su nombre. Cantad a YHWH, porque ha hecho algo sublime, que es digno de saberse en toda la tierra. Dad gritos de gozo y de júbilo, moradores de Sión, que grande es en medio de ti el Santo de Israel». (Is 12,3-6)

martes, 24 de diciembre de 2013

EL ÁNGEL ANUNCIÓ A JOSÉ

En estos días especiales, cercanos a la navidad la Iglesia nos recuerda un misterio, que no ha pasado a la piedad popular, ni ha ocupado grandemente a los teólogos, pero sí que fue transcendente en la vida de Jesús, primeramente y después, en la de todos los cristianos.
Si la fe de María ante el anuncio del ángel es puesto como ejemplar para nuestra fe, la de san José le sobrepasa, al menos, humanamente hablando. Sobre lo que ocurre en mí puedo tener certezas hasta cierto punto, pero sobre lo que ocurre en otra persona, ¿dónde me apoyaré?

Creer y actuar en consecuencia no es otra cosa que fe verdadera. Y ésta fe es mucho más cercana a nosotros hombres y mujeres de hoy, que cualquiera otra. 
Y no sólo se fió de Dios, sino que, al imponer el nombre al hijo que tuvo María, unió su estirpe a la de Dios, aceptando la significación de Jesús (= “Dios salva”) y convirtiéndose en su primer heraldo. Y su primer beneficiario según la tradición que cuenta que, al morir, estuvo en los brazos de María y de Jesús.

¡Santo José enséñanos a creer y a caminar, como enseñaste a Jesús en sus primeros trastabilleos!

sábado, 14 de diciembre de 2013

PRESUNCIÓN


“La presunción es una anticipación inoportuna, arbitraria, del cumplimiento de lo que esperamos de Dios.”, escribía Moltmann. En el mismo escrito recordaba que la presunción es el reverso de una moneda que tiene por cara el orgullo.
El relato del Génesis en sus primeros capítulos auna la inspiración divina con la genialidad humana, pero carece de la revelación del Padre que nos trajo su Hijo Jesucristo.
Es posible que sea este olvido el que nos hace empecinarnos en el orgullo como “querer ser como Dios”, obviando lo que Cristo nos posibilitó: ser hijos de Dios. Y si somos hijos, también herederos, recordaba san Pablo.
El pecado no esta en querer ser como Dios, sino en querer y buscar prescindir de Él. La presunción no sólo es anti-esperanza sino el pecado original en su esencia..

Quizás nos baste intentar.

Decir nos basta: aquí estamos.

Ya lo ves: no sabemos.

Humildes te decimos:

piénsalo tú, Señor.

A ti desde nuestra nada,

a ti desde nuestra nada,

confiamos la carne cansada,

el alma, la mente.

(G. Testori, Post-Hamlet, acto III)



lunes, 2 de diciembre de 2013

LAS BARRERAS DE LA ESPERANZA

Es llamativo cómo la UTOPIA y la ESPERANZA despiertan tan poco entusiasmo y atraen a tan pocos seguidores. Hay dos aspectos que dan razones sin agotarlas.
Uno es el escepticismo, que se vuelve militante en una parte, nada desdeñable, de la sociedad y a sus seguidores podíamos aplicar el término de reaccionarios (hasta de la “utopía socialista”!).
Otro son las dificultades reales que se encuentra quien pretende vivir en esperanza, las barreras reales que la imposibilitan. Y la reacciones más comunes son retroceder o darse de cabezadas contra el muro…terminando por convertir el muro en un “tabú” (algo con mecanismos muy semejantes al “síndrome de estocolmo” y otros). Sin reparar ni pensar que los muros estan puestos por la enfermedad, la injusticia y la muerte. Pero también por mis culpas mi ignorancia, mi egoísmo, mi impotencia, mi ceguera....
Decía Calvino que la fe fundamenta la esperanza y la esperanza la alimenta. No hay esperanza sin fe, ni fe sin esperanza.
Para muchos, también para los que se creen creyentes (los creyentes selectivos, a la carta), la cruz se convierte en muro infranqueable, cuando la realidad es que se Cristo crucificado consiguió, consigue y conseguirá derribar todas las barreras que detienen la esperanza.
La esperanza triunfa allí donde las barreras han sido derribadas por Cristo, muerto y resucitado.

El Trito Isaías escribe:

Ojalá rasgases el cielo y bajases,
derritiendo los montes con tu presencia, 
como fuego que prende en los sarmientos
o hace hervir el agua!
Para mostrar a tus enemigos quién eres,
para que tiemblen ante ti las naciones,
cuando hagas portentos que no esperábamos.
Jamás oído oyó ni ojo vio un Dios fuera de ti
que hiciera tanto por el que espera en él.
Sales al encuentro del que practica
gozosamente la justicia.
y tiene presentes tus caminos. (Is 63,19b-64,4)