lunes, 30 de junio de 2014

POLITIQUERÍAS


Como la Ecología vende votos, los señores Diputados aprobaron una ley sobre la LOMA MIRANDA que pasó a los señores Senadores que apreciaron que los que pagan no son los que votan y, corrigen la ley (los cambios no afectarían al espíritu con el que se aprobó) de forma que, cuando vuelve al Congreso, no se aprueba. ¿Salida teórica? Ponerse de acuerdo las dos cámaras. ¿Salida real? Eliminación de la ley.
Y es que desde que la Política fue desposeída del Poder, solo caben las politiquerías y la corrupción… ¿qué otra cosa cabe?

Frecuentemente se atribuye a los políticos la estupidez, la miopía o la corrupción, pero no es aplicable al 100% de ellos (aunque sí un porcentaje muy alto). Sin embargo dice Z. Bauman que lo que hace incompetentes a la totalidad de los políticos es que tienen que servir a DOS SEÑORES.

Es reconfortante comprobar que pensadores no cristianos transitando por otros vericuetos llegan a conclusiones tan manifiestas como ésta, en un momento en el que "los políticos" intentan socavar los vínculos con la civilización cristiana. Lagarto, lagarto...

Nadie puede servir a dos señores; porque aborrecerá a uno y amará al otro; o bien se entregará a uno y despreciará al otro. No podéis servir a Dios y al Dinero. Mt 6,24

martes, 24 de junio de 2014

LOS FALLIDOS


Ojeando alguna página de internet me encontré un artículo con unas reflexiones sobre una obra de Z. Bauman,(Vida de consumo, 2007) donde recogía la frase de “consumidores fallidos” la nueva infraclase de esta sociedad en la que vivimos. Por alguna razón vino a mi mente con mucha fuerza el nombre de LOS MENORES, que san Francisco escoge para él y sus hermanos.
Dos adjetivos que, al ser nominalizados, se revisten de una fuerza nueva.
Algo que simplemente es un fracaso del mercader, en un puro mecanismo perverso de proyección, lo convierten en fracaso del oponente, el pobre consumidor. Y es que el renovado MAMMON aspira como nunca, a vendernos la Felicidad que no posee.
La autora del artículo en cuestión, A. Bidiña, señala que el mecanismo que utiliza simplemente es focalizar la adulterada felicidad en un incremento de la gratificación del deseo, bien en volumen o bien en intensidad... (y los deseo que sean “políticamente correctos” en esta sociedad líquida).
La sofisticación proporciona también nuevos límites al introducir la “obsolescencia programada” con lo que se aspira también a controlar el tiempo de “satisfacción” (casi han conseguido que no se hable de que la satisfacción es parcial)
Los consumidores fallidos son “símbolos del desastre que acecha a los consumidores fracasados. ” Es el nuevo “coco” de las nuevas deidades (o, más bien, pretendientes).

Un día, el obispo de Ostia, protector y promotor principal de la Orden de los Hermanos Menores, que más tarde, según le había predicho el Santo, fue elevado a la categoría de sumo pontífice bajo el nombre de Gregorio IX, preguntó a Francisco si le agradaba que fueran promovidos sus hermanos a las dignidades eclesiásticas. Este le respondió: Señor, mis hermanos se llaman menores precisamente para que no presuman hacerse mayores. Si queréis que den fruto en la Iglesia de Dios, mantenedlos en el estado de su vocación... (LM 06.5)