En estos días ha caído
en mis pantallas un artículo de un pensador* reivindicando el poder
transformador de la ingenuidad. Aunque a la conferencia le pongo
graves objecciones de fondo y metodológicas (en cuanto propuesta,
porque el artículo está impecáblemente estructurado y redactado)
ha tenido el efecto de llevarme a contemplar ese misterio-fenómeno
que cada año renovamos por estas fechas desde la perspectiva de la ingenuidad.
Y me ha resultado
francamente esclarecedor contemplar a Dios en esa faceta de
ingenuidad, sobre todo haciendo una relectura de la carta a los
Filipenses.
Una de las conclusiones evidentes es que Dios cree en el
hombre mucho más de lo que el hombre cree en sí mismo y, por supuesto, de lo que el hombre cree en Dios.
En el escrito citado
habla de un nuevo eón, de un nuevo comienzo y, ¿no es precisamente
éso lo que celebramos los cristianos?
Pero si nos detenemos
en otra figura, Francisco de Asís, él sí que comprendió y
practicó sin medida la ingenuidad:
Con preferencia a las
demás solemnidades, celebraba con inefable alegría la del
nacimiento del niño Jesús; la llamaba fiesta de las fiestas, en la
que Dios, hecho niño
pequeñuelo, se crió a los pechos de madre
humana. Representaba en su mente imágenes del
niño, que besaba con
avidez; y la compasión hacia el niño, que había penetrado en su
corazón,
le hacía incluso balbucir palabras de ternura al modo de
los niños. Y era este nombre para él
como miel y panal en la
boca.
Una vez que se hablaba
en colación de la prohibición de comer carne en navidad, por
caer
esta fiesta en viernes, le rebatió al hermano Morico: "Hermano,
pecas al llamar día de
Venus al día en que nos ha nacido el Niño.
Quiero - añadió - que en ese día hasta las paredes
coman carne; y
ya que no pueden, que a lo menos sean untadas por fuera".
Quería que en ese día
los ricos den de comer en abundancia a los pobres y
hambrientos y
que los bueyes y los asnos tengan mas pienso y hierba de lo
acostumbrado (2Cel 199-200)
Podemos encender mil nuevos eones, que se fustraran, porque ya está iniciado el definitivo. Sólo esperan -la Creación entera- que nos incorporemos a él, con humildad, honestidad e... Ingenuidad (la que Dios tiene con nosotros)
* La Ingenuidad Aprendida, Javier Gomá. versión digital.