martes, 15 de abril de 2014

PERO YO OS DIGO...


Cuando me dieron el examen final de Cristología, el profesor me planteó la cuestión sobre la conciencia de su divinidad, en Jesús. Él había explicado que, en las Escrituras no constaba que Jesús hubiera dicho que él era el Hijo de Dios. Consciente de lo que me “jugaba” como alumno, le respondí que los cuatro evangelios incluyen como causa de su condena el ser/decir “Hijo de Dios/ Cristo”. Sonrió, me pasó la mano por los hombros y continuamos... y no sólo por el criterio de concordancia.
Esta semana santa podemos pararnos a contemplar la divinidad y la autoridad de ese “nazareno”, tocado por el dedo de Dios, que disponiendo sus oídos a la escucha reverente y obediente de la Palabra de Dios aprendió su oficio de Dios, graduándose al ser colgado de un leño. 

“Maldición para los judíos y escándalo para los griegos, mas para los llamados, tanto judíos como griegos es fuerza de Dios y sabiduría de Dios” (1Cor, 1,23-24)

Pidamos al Señor oídos de discípulo para seguir escuchando en medio de esta sociedad “pero yo os digo...”, (nos lo sigue dicendo ahora), para poder escuchar: “dichoso el que no se escandalice de mí”.
Que aprendamos un poco mejor en la carne de nuestro corazón, que la cruz no es sino consecuencia de nuestro seguimiento. 

Que Dios aumente nuestra fe en estos misterios que contemplamos, celebramos y a los que nos adherimos con nuestro espíritu y con todo nuestro ser.

martes, 1 de abril de 2014

EXCLUSIÓN


Es una imagen que se repite mucho en estos días. Algunos se siguen rompiendo las vestiduras hipócritamente y utilizan los sucesos como armas arrojadizas contra el adversario político, mientras siguen, -y seguimos,- poniendo cercados, límites, barreras… fronteras. ¿Y cómo no hacerlo?
Podía fácilmente decirse, sin alejarse mucho de la verdad, que el ejercicio de nuestra libertad lo dedicamos mayoritariamente a excluir.
Cada vez que ponemos un límite sea personal, social, económico, político o espiritual estamos creando excluidos. ¿Podemos no poner límites?
Los marxistas defendieron –ahora ya no les interesa, si queda alguno- que el verdadero “pecado original” era la propiedad privada…Nadie tiene la verdad absoluta, pero no quiero decir, como algunos, que no exista, solamente que no puede ser aprehendida.
Volvamos a escuchar de los labios de Jesús la parábola de la cizaña y nos seguirán resonando las preguntas eternas: ¿quién la plantó o la sembró? ¿Vayamos a arrancarla? ¿Buscamos y enfrentamos al que la sembró? No faltan iluminados que siguen buscando herbicidas selectivos…
La medicina del Padre, la medicina de Jesús, sigue siendo la misma: ¡¡¡SEAN INCLUSIVOS, ESFUÉRZENSE Y LUCHEN POR INCLUIR!!!


Bendecid a los que os persiguen, no maldigáis.

Alegraos con los que se alegran; llorad con los que lloran.

Tened un mismo sentir los unos para con los otros; sin complaceros en la altivez; atraídos más bien por lo humilde; no os complazcáis en vuestra propia sabiduría.

Sin devolver a nadie mal por mal; procurando el bien ante todos los hombres:

en lo posible, y en cuanto de vosotros dependa, en paz con todos los hombres;

no tomando la justicia por cuenta vuestra, queridos míos, dejad lugar a la Cólera, pues dice la Escritura: Mía es la venganza: yo daré el pago merecido, dice el Señor.

Antes al contrario: si tu enemigo tiene hambre, dale de comer; y si tiene sed, dale de beber; haciéndolo así, amontonarás ascuas sobre su cabeza.

No te dejes vencer por el mal; antes bien, vence al mal con el bien. (Rm 12, 14-21)