martes, 9 de octubre de 2012

¿CRISIS? NO: PECADO ESTRUCTURAL

Hoy en día ya es difícil aceptar el mismo concepto de pecado referido a cualquier acción personal por lo que hablar de pecado estructural se hace mucho más incomprensible. Pero no se trata de la propia comprensión "per se" sino de que no estamos dispuestos a considerar su cuestionamiento tanto en el ámbito personal como en el social.
Pero es mucho más lamentable que los autoerigidos "paladines de la libertad" cierren puertas y compuertas ante cualquier avance en ese sentido. Se podría decir que el complejo de Edipo social sigue haciendo estragos en la memoria colectiva y personal.
Para un observador neutral (todos estamos implicados) sería una constatación más de la ceguera a la que nos somete el mismo pecado estructural. Afortunadamente tenemos testimonios que nos confrontan con la realidad. He aquí uno más:

“Cuando adviertas que para producir necesitas obtener autorización de quienes no producen nada; cuando compruebes que el dinero fluye hacia quienes trafican no bienes, sino favores; cuando percibas que muchos se hacen ricos por el soborno y por las influencias más que por el trabajo, y que las leyes no nos protegen contra ellos sino, que por el contrario, son ellos los que están protegidos contra ti; cuando repares que la corrupción es recompensada y la honradez se convierte en un autosacrificio, entonces podrás afirmar, sin temor a equivocarte, que tu sociedad está condenada.” AYN RAND

y NOS encara, precisamente, con nuestra propia inactividad y desidia que se traduce en culpable omisión, quizás también por el síndrome de Estocolmo social, que nos convierte en necesarios cómplices de los que manejan los enmarañados hilos de esta estructura opresora.

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