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En esta jornada de
oración, meditación y súplica por la paz estamos llamados
reflexionar sobre ella misma y lo que significa en cada persona.
La paz –en sí misma-
no puede ser un objeto de intercambio ni siquiera para la gente religiosa,
entre otras cosas porque no tiene entidad propia. La paz solamente –y
toda la historia recogida en los Salmos lo explica- es el resultado (la resultante)
de dos componentes: La justicia y la misericordia.
Además, la paz no es sino el
umbral de la Felicidad. ¿Quién cambiará el umbral por la morada?
Francisco de Asís y
toda la espiritualidad franciscana insisten en que la paz tiene que
ser construída, buscada, deseada, sufrida…en las dos dimensiones:
personal y social.
En los momentos en los
que la paz social esta aparentemente más amenazada podemos pensar
que la paz personal esta bajo mínimos y pidiendo a gritos nuestra
conversión.
Guarda tu lengua del mal,
tus labios de la falsedad;
apártate del mal, obra el bien,
busca la paz y corre tras ella. Sl 33
tus labios de la falsedad;
apártate del mal, obra el bien,
busca la paz y corre tras ella. Sl 33
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