lunes, 13 de febrero de 2012

LOS VALORES HUMANOS... y III

La Declaración de los Derechos Humanos lleva implícito un TABÚ para una gran proporción de personas de llamada civilización occidental, a saber: el reconocimiento solemne de la FRAGILIDAD y la INDIGENCIA humana. Es tabú, en gran parte, porque este Principio es el que subyace en la declaración y no es políticamente correcto.

Los mitos modernos nos insisten, precisamente, en la demiúrgica potencia humana (los muñequitos de los dibujos animados y muchas películas de la literaria épica moderna, son un reflejo fehaciente).

Otro elemento de juicio es que toda la economía moderna esta montada sobre las necesidades -naturales, creadas, impuestas o sugestionadas- y en unas relaciones de mercado muchas veces objetables desde la reciprocidad, la transparencia, la igualdad o la simple libertad de elección.

Francisco de Asis  arropó su vida -corporal, espiritual, anímica...- en ese Principio de Fragilidad e Indigencia. Y se esforzó, por todos los medios en no perderlo de vista, ni de su mente, ni de su corazón, ni de su vida. El lo llamó su "Dama Pobreza".

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