jueves, 26 de abril de 2012

SER SALVADOS

Estos dias en la liturgia, los textos del Evangelio nos acercan a una de las realidades más significativas de nuestra fe.
Resulta que en un tiempo en el que estamos hablando del Señorío de Jesucristo, de su victoria sobre el mal, comienzan las dificultades para sus seguidores (la muerte de Esteban, apedreado). Una gran paradoja: proclamamos nuestra salvación y comienza las persecuciones y la muerte.
Y es que la SALVACIÓN, lo mismo que la VERDAD, la LIBERTAD... la VIDA, no puede ser TENIDA ni POSEIDA ("tengo la salvación" o "estoy a salvo").
El vestido más precioso solo será realmente vestido cuando cubra nuestra piel y se impregne de nuestro olor y sudor. Otramente solo será un pedazo de tela, preciosa, pero solamente tela.
No hubieran sido salvados los israelitas si no se hubieran puesto a caminar en medio del mar Rojo, ni Jesús hubiera sido salvado si no hubiese extendido sus brazos en la cruz.

Ahora sí que podemos acercarnos a entender lo que significan las palabras de Jesús: "Aquel que guarde su vida, la perderá. Y el que pierda su vida por mi causa, la salvará" Mt 10,39; Jn 12,25

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