martes, 24 de diciembre de 2013

EL ÁNGEL ANUNCIÓ A JOSÉ

En estos días especiales, cercanos a la navidad la Iglesia nos recuerda un misterio, que no ha pasado a la piedad popular, ni ha ocupado grandemente a los teólogos, pero sí que fue transcendente en la vida de Jesús, primeramente y después, en la de todos los cristianos.
Si la fe de María ante el anuncio del ángel es puesto como ejemplar para nuestra fe, la de san José le sobrepasa, al menos, humanamente hablando. Sobre lo que ocurre en mí puedo tener certezas hasta cierto punto, pero sobre lo que ocurre en otra persona, ¿dónde me apoyaré?

Creer y actuar en consecuencia no es otra cosa que fe verdadera. Y ésta fe es mucho más cercana a nosotros hombres y mujeres de hoy, que cualquiera otra. 
Y no sólo se fió de Dios, sino que, al imponer el nombre al hijo que tuvo María, unió su estirpe a la de Dios, aceptando la significación de Jesús (= “Dios salva”) y convirtiéndose en su primer heraldo. Y su primer beneficiario según la tradición que cuenta que, al morir, estuvo en los brazos de María y de Jesús.

¡Santo José enséñanos a creer y a caminar, como enseñaste a Jesús en sus primeros trastabilleos!

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