sábado, 14 de diciembre de 2013

PRESUNCIÓN


“La presunción es una anticipación inoportuna, arbitraria, del cumplimiento de lo que esperamos de Dios.”, escribía Moltmann. En el mismo escrito recordaba que la presunción es el reverso de una moneda que tiene por cara el orgullo.
El relato del Génesis en sus primeros capítulos auna la inspiración divina con la genialidad humana, pero carece de la revelación del Padre que nos trajo su Hijo Jesucristo.
Es posible que sea este olvido el que nos hace empecinarnos en el orgullo como “querer ser como Dios”, obviando lo que Cristo nos posibilitó: ser hijos de Dios. Y si somos hijos, también herederos, recordaba san Pablo.
El pecado no esta en querer ser como Dios, sino en querer y buscar prescindir de Él. La presunción no sólo es anti-esperanza sino el pecado original en su esencia..

Quizás nos baste intentar.

Decir nos basta: aquí estamos.

Ya lo ves: no sabemos.

Humildes te decimos:

piénsalo tú, Señor.

A ti desde nuestra nada,

a ti desde nuestra nada,

confiamos la carne cansada,

el alma, la mente.

(G. Testori, Post-Hamlet, acto III)



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