Ante esta palabra, hoy
nos viene a la mente las semanas que preceden a la Semana Santa, pero
no siempre ha sido así. La palabra cuaresma hace referencia a un
tiempo de cuarenta días de preparación para la Pascua. Hoy en día
solo se practica ésta, pero san Francisco propone otras tres más
dentro del año litúrgico (San MIguel, Navidad y la de los
“benditos” (la que consagró el Señor con su santo ayuno, 2R
3,6)).
Es un tiempo que esta
dedicado a la preparación personal, a la conversión con los medios
de penitencia tradicionales: oración, ayuno y limosna. Es un tiempo
que invita al retiro, en seguimiento del que Cristo realizó cuando
comprendió, sumergido en las aguas del Jordán, el llamamiento que
Dios le hacía.
Toda la vida pública
de Jesucristo fue una búsqueda incesante de la Voluntad del Padre y
su cumplimiento fué la razón y el sentido de su vida.
Y nosotros, que nos
llamamos cristianos, también debemos hacer de esa búsqueda y su
cumplimiento, el proyecto de nuestras vidas.
Ayudados de la liturgia
cuaresmal, entremos con decisión a la escucha de la Palabra, a la
conversión personal y estructural, recordando las promesas
bautismales (para renovarlas con fe y entusiasmo la noche pascual) y a
la reconciliación con Dios y con los hermanos y hermanas.
Es un tiempo de
discernimiento, pero sobre todo de salida, de éxodo, de exaltación
de nuestro deseo de Dios, deseo de su Luz, de su Verdad. De esta
manera prepararemos la vivencia de la noche pascual. Así iremos
ganando en consciencia y en preparación para nuestra propia pascua,
la definitiva, la que nos intoducirá, sin velos, en la vida de Dios.
En el nombre del
Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Yo, el hermano
Francisco, vuestro menor siervo, os ruego y suplico, en la caridad
que es
Dios y con el deseo de besaros los pies, que os sintáis
obligados a acoger, poner
por obra y guardar con humildad y amor
estas palabras y las demás de nuestro Señor Jesucristo. Y a todos
aquellos y aquellas que las acojan benignamente, las entiendan y las
envíen a otros
para ejemplo, si perseveran en ellas hasta el fin,
bendíganles el Padre, y el Hijo, y el
Espíritu
. (2CtaF. Oración
y bendición final)
* (He colocado una meditación, en archivo de audio, para esta cuaresma, en la pestaña "otros materiales")
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