martes, 24 de marzo de 2015

FRUSTRACIÓN


Algo tan humano, tan común como la frustración es una experiencia que forma parte de la vida cotidiana de cada persona y los enfoques son tan diversos que, hasta la fecha, no hay una receta que sea universalizable y que sirva de aplicación inmediata.
Esta época en la que vivimos se caracteriza por la poca resistencia ante la frustración, lo que provoca no pocos problemas personales. Curiosamente un fenómeno tan antigüo como la misma humanidad no ha desarrollado en nuestra especie mecanismos de defensa que esten a la altura de una dignidad humana que camina hacia su plenitud.
La Psicología aporta herramientas de manejo y métodos que ayudan a una elaboración personal e intenta evitar los daños colaterales que se producen en cada episodio.
Desde el mundo espiritual, también, se aportan remedios e instrumentos que nos ayuden a vivir cristianamente y que tienen un efecto preventivo ó, por lo menos, anticipativo.
La ascesis que se proclama en este tiempo cuaresmal tiene esa capacidad, aunque el objetivo espiritual de la ascesis tiene una proyección mucho más dilatada y ambiciosa.
Pero la ascesis hoy no tiene muy buena acogida por estimar que “desdeña las necesidades humana”(wikipedia dixit) y, por ende, muchos la catalogan de inhumana.
Este pensamiento forma parte de la “mirada túnel” que afecta a no pocos cienticistas, que no científicos, por empeñarse en ensayos de laboratorio, cada vez más acotados y más alejados de la situación real. Este fenómeno también forma parte de los mecanismos de la frustración. La urgencia y exigencia de obtener resultados hace que no se contemplen vías que se dilaten en el tiempo por no ser rentables.
Para los que pensamos que la “rentabilidad humana” se mide sobre una vida completa y total, estos pensamientos son circunstanciales y miopes.

Pues, ¿de qué le sirve al hombre haber ganado el mundo entero, si él mismo se pierde o se arruina? Lc 9,25

La cuaresma puede ayudarnos a salir del “inmediatismo”, de alargar nuestra mirada, de salir de ilusiones y quimeras psicodélicas y liberarnos de nuestras verdaderas cadenas ó, al menos, de iniciar nuestra liberación. Y para ello tenemos que ser capaces de dilatar y posponer sastifaciones inmediatas que nos sacan del camino certero.

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