Hay un gran consenso en la necesidad de cambio que tiene nuestra sociedad. Aparece en todos los lugares y situaciones, aunque no sabemos muy bien qué. Y nos falta mucho para saber como. Es bueno escuchar a personas clarividentes y nada interesadas como Madelein Delbrêl:
Todos
estamos predestinados al éxtasis, todos estamos llamados a salir de
nuestras pobres maquinaciones para resurgir hora tras hora en tu
plan(el plan de Dios). Nunca somos pobres rechazados, sino
bienaventurados llamados; llamados a saber lo que te gusta hacer,
llamados a saber lo que esperas en cada instante de nosotros:
personas que necesitas un poco, personas cuyos gestos echarías de
menos si nos negásemos a hacerlos. El ovillo de algodón para
zurcir, la carta que hay que escribir, el niño que es preciso
levantar, el marido que hay que alegrar, la puerta que hay que abrir,
el teléfono que hay que descolgar, el dolor de cabeza que hay que
soportar...: otros tantos trampolines para el éxtasis, otros tantos
puentes para pasar desde nuestra pobre y mala voluntad a la serena
rivera de tu deseo (M. Delbrél, La alegría de creer, Santander
1997, 135s).
El que encuentre su vida, la perderá; y el que pierda su vida por mí, la encontrará. Mt 10,39
No hay comentarios:
Publicar un comentario