miércoles, 8 de agosto de 2012

EL ELEGIDO

Uno de los mitos que se mantienen en nuestra actual cultura es el del "elegido". Solo tenemos que pasearnos por la filmografía para darnos cuenta hasta qué punto sigue presente.
Dos son los aspectos que se mantienen dentro del mito. Por un lado el cumplimiento de una misión y, por otro, el poder derivado de esa misión. Como ingrediente casi esencial están las diversas reglas a las que se somete la persona elegida (reflejo de una ética particular).
El lenguaje cinematográfico, como parte de toda la Literatura, pone de relieve en esos relatos con vocación épica (Matrix, El Señor de los anillos, la saga de la Guerra de las Galaxias...) sobre todo el poder que acompaña a su misión, que provoca la fascinación en sus espectadores (lectores).
La otra parte, la personal, lo que implica asumir esa misión no despierta tantas admiraciones. Y es que, de alguna manera, todos estamos llamados, todos somos elegidos, todos estamos convocados a nuestra particular y personalísima misión. La Historia humana está llena de héroes anónimos que son los que, de verdad, han posibilitado la aparición nuestros dias. Mucho más que esa otra historia, de héroes tuneados, contada con una visión alterada y un ánimo cautivo.
La elección de esta misión es lo que da sentido a nuestra libertad y a cada una de nuestras personas, haciéndonos especiales e irrepetibles.
Negarnos a esta misión, como renunciar a ella nos convierte en zombies hediondos, que Jesús de Nazaret llamó: sepulcros blanqueados.

Concédenos a nosotros, miserables, hacer lo que sabemos que quieres y querer siempre lo que te agrada. (Oración de san Francisco de Asís)

Señor, concédenos la inteligencia y el valor suficientes para no trocar el vano glamour humano por la verdadera Gloria que  Tu nos propones.

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