También en el dominio
espiritual (entendido en el sentido lato: Bien, Verdad, Belleza,
Justicia...) se producen estos fenómenos.
La perícopa de la carta a
los Hebreos del post anterior claramente describe uno de estos casos,
bastante comunes en el marco religioso, frecuentes para los que no
nos ocupamos en una pastoral de boutique o en la pastoral
cortesana,(diocesana ó parroquial) de élites de gentes religiosas.
También Jesús en el
Evangelio hace -posiblemente- mención a ello en la parábola de la
oveja perdida. Hoy, en nuestra mentalidad, pensamos más en
“pervertida” que “extraviada” (aunque también a esta palabra
le siguen connotaciones moralistas). Simplemente se trata de un
animal que ha escogido el instinto de su estómago frente al instinto
del rebaño. Quizá la situación señalada por Jesús estaría más
cercana al debate gusto/deber que nos atañe a los humanos. Si
nos fijamos en la proporción, tampoco saldríamos bien parados con
nuestra interpretación (la proporción real casi sería inversa a la
del Evangelio...) Sólamente que en la parábola el evangelista solo
se ocupa del pastor y de sus actitudes, no cuentan estos otros detalles
para él.
Volviendo a la cita de
Hebreos: Conocedores de la justicia y con los “sentidos entrenados”
en la elección y habituados a escoger el bien (que coincide con la
definición clásica de virtud). Disciplina y perseverancia, yunque y
martillo en la forja de la personalidad o, simplemente, vericueto de
plenitud humana personal.
Que yo comprenda, Señor
mío
al que se queja y
retrocede,
que el corazón no se
me quede,
desentendidamente
frío...
(Himno del oficio
litúgico de las Horas)
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