martes, 9 de diciembre de 2014

PASTOR


Se reptie con mucha frecuencia entre los intelectuales del mundo religioso la procedencia agraria de las metáforas y parabolas de Jesús de Nazaret. Pero lamentablemente la teología (los teólogos) hoy en día carece de “rodillas empáticas”. Por eso la figura del pastor ha sido sublimada –en el peor de los sentidos- y espiritualizada. En el mundo agrario que hemos conocido los que peinamos canas –ayer, no más- el pastor era un marginado y con mala fama en muchos de los casos, dejando rastro en canciones populares y no tanto, como la de J.L.Perales. Pero en el mundo antiguo, anterior a la venida de Cristo, también era una fuente de inspiración para autores inmortales como Virgilio en sus Bucólicas. Fuente que tiene su correspondencia en la literatura espiritual como aquel poema excelso: “pastor que con tus silbos amorosos...” de Lope de Vega. Por no llenar de citas de la Biblia o de san Juan de la Cruz.
Eso sin entrar en los efectos perniciosos que genera una soledad no asumida, ni deseada, ni escogida… que da paso a otras leyendas mucho más oscuras.
Sin embargo esta es la figura con la que Jesús se identificó, la que escogería en su estandarte si tuviera batallas que librar. Pero no, solamente hay una batalla que es digna de El, la del amor. Y un amor interesado a los pobres, los débiles y enfermos, los marginados, los despreciados… los derrotados y vencidos.
Estos días nos recuerdan y nos ponen en contacto con esta dimensión, relegada la mayor parte del año, si queremos preparar esos caminos que el Dios-con-nosotros recorre  y con quien nos encontraremos si permanecemos a la  vera de su senda.

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