martes, 14 de abril de 2015

ECLESIALIDAD


La liturgia en este domingo segundo nos pone delante del Resucitado haciéndonos ver que solamente estando reunidos en torno a Él y su Palabra, podemos hacer la experiencia de “tocar sus llagas e introducir los dedos en su costado”. La comunión de hermanos que nos lleva a la comunión con Él.
La fe no es un concurso, ni un ejercicio intelectual, sino humilde obediencia de servicio a los hermanos.
Además Jesús Resucitado nos intriga con aquello de “¡dichosos los que crean sin haber visto!”. ¿Estará hablando de la fe de carbonero? O de la obediencia de la noche oscura, que nos hablan los santos. O, simplemente ¿será la obediencia fiel a esa voz que surgida de nuestro interior, nos desconcierta cuando avanzamos en nuestra vida y lo achacamos a fervores adolescentes?
Miguel de Unamuno, por su figura pública y por ascendiente intelectual, bien pudiera ser un referente y testigo de esa lucha.

El misterio de la libertad es el misterio mismo de la conciencia refleja y de la razón. El hombre es la conciencia de la naturaleza, y en su aspiración a la gracia consiste su verdadera libertad.
Libre es quien puede recibir la divina gracia, y por ella salvarse.
M.Unamuno, Diario íntimo, Cuaderno primero, versión digital

No hay comentarios:

Publicar un comentario