martes, 21 de abril de 2015

TRAGEDIAS


Estos días estamos viviendo como espectadores del circo mediático, las tragedias humanas que estan sucediendo en el Mediterráneo, el antiguamente llamado “mar nuestro”, signo de la convivencia de los pueblos ribereños, no siempre pacífica, pero convencidos que estaban llamados a entenderse. Y esa otra tragedia silenciosa, por lo poco sentida, producida por intereses siniestros y disfrazada de fanatismo islámico.
La corrupción y la mediocridad de los políticos actuales estan conviertiendo esta Tierra, la única que tenemos, en un espacio inhabitable, hostíl y degradante del género humano.
¿Será el final de esa huída establecida por el hombre para huir de las leyes de la Naturaleza e implantar sus propias leyes? ¿Será el fracaso del hombre por establecer una leyes, que siendo justas, se preocupen de que todos seamos beneficiados por los, todavía ingentes, recursos de la Naturaleza?
Lamentablemente los criterios egoístas y nacionalistas no contemplan una autocrítica que vaya más allá de sus fronteras. ¿Acaso soy el guardián de mi hermano? Ese fenómeno humano (pecado, lastre de ávaro, indigencia consentida, narcisismo exacerbado) relatado en el Génesis, se vuelve a repetir y, ahora, colectivamente. La ilusión de “interés colectivo” se ha convertido en lo que, hasta ahora, ha sido la raza (y sigue siendo en algunos lugares).
Pero lo verdaderamente triste es que han sido provocadas por intervenciones bélicas anteriores de muy dudosa justificación y peor entendimiento.
No ser cómplices de los nuevos Caínes requiere aumentar nuestro compromiso por la solidaridad indiscriminada y un reforzamiento positivo de nuestro camino de esperanza en la Verdad, la Belleza y el Bien que tan evidentemente nos muestra "La Madre Naturaleza" y nos confirma ese Jesús al que celebramos en su, ya incoada, Victoria definitiva.

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