martes, 28 de abril de 2015

SANTOS LUQUESIO Y BUONADONNA, ESPOSOS Y DE LA OFS

Aunque hacer una biografía exacta de Luquesio y Buonadonna no es rigurosamente posible, sí que me gustaría hacer unos apuntes.
Estos dos santos son de los primeros seglares que siguieron a san Francisco y los dos recibieron  un culto -que la Iglesia, (Inocencio XII en 1694), reconoció unos años más tarde- dentro de la devoción popular.
La historia de Luquesio -del que existen más referencias- es muy similar a la de Francisco. Nacen en una fecha muy próxima, Luquesio, como Francisco, también de familia pudiente, va a las milicias. Vuelve arruinado, porque también se mezcló en política (los güelfos). Al retonar se establece en la ciudad de Poggiobonsi (de donde toma el nombre) y comienza como comerciante, haciéndose rico. Posiblemente tenía relación y tal vez amistad, con el padre de san Francisco, Pedro Bernardone. Y un día Francisco en sus correrías, se quedó a pernoctar en la casa de Luquesio y Buonadonna (literalmente: Buena Señora). El conocimiento de Francisco les impacto tanto -junto con sucesos familiares- que decidieron deshacerse de todos sus bienes y hacerse penitentes, como san Francisco. Incluso le llegaron a pedir que les dejase seguirle.
Francisco les desanimó a éso y les impulsó a vivir, en su estado seglar, en su matrimonio, con su oficio, en medio de sus gentes a vivir ese éspíritu evangélico que tenía Francisco.
Por eso también se les considera los primeros franciscanos de la OFS, que entonces se empezaron a dar a conocer como Hermanos y Hermanas de la Penitencia, a los que Francisco dirigió, fundamentalmente las dos cartas tituladas y dirigidas a Todos los Fieles, y juntamente con el Memoriale Propositi, eran las orientaciones que seguian dentro de la Iglesia.
La burocracia también ha llegado a la Iglesia -¡cómo no!- en esto de designar santos y santas. En aquella época una de las maneras de llegar a la santidad era simplemente la aclamación de los fieles, cuando era numerosa y se mantenía en el orden y en el tiempo.
Así que estos dos santos seglares franciscanos son, de verdad en su humildad, en su devoción y en su ejemplo, verdaderos seguidores de san Francisco y ejemplos para nosotros y todos los que quieran mirarse en ellos. Insignificantes en el Santoral (San Luis, santa Isabel, san Fernando, u otras personalidades seglares como Giotto, Dante...), pero grandes en el elenco de los amigos de Dios.

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