lunes, 23 de enero de 2012

LA PROMESA/LA PROFESIÓN


El año pasado, un cura que presidía una eucaristía en la que había profesiones, llevado de un moralismo decimonónico declaró sin apenas preámbulo, ni epílogo: "lo que estan haciendo es una promesa". "Promesa" solo era, para él, una etiqueta moral.

Afortunadamente, para mucha gente UNA PROMESA es una experiencia PERSONAL que ha configurado sus vidas.

Hay promesas que un@ hace llevado de un caliente, de un fervor exaltado. Casi nunca cuajan.
Hay promesas que un@ hace llevado de su necesidad. Cuajan las que son vitales y no cuajan las originadas por necesidades físicas, de seguridad, de afiliación o de reconocimiento (los cuatro primeros niveles de la pirámide de Maslow).
Hay promesas que un@ hace llevado de su "magnanimidad". Cuajan las hechas por corazones magnánimos auténticos, las de los charlatanes se desvanecen en el viento.
Hay promesas que un@ hace llevado de su ilusión. No cuajan las de los ilusos. Sí cuajan las de los corazones esperanzados.
Hay promesas que un@ hace por interés. Duran lo que dura su interés y no pasan de la superficie.
También hay promesas forzadas, fingidas, inconscientes... les falta lo esencial, que es la libertad.


La promesa vital y auténtica es una fuente de sinergia. Es referencia y es apoyo. Pero sobre todo es una victoria -parcial- sobre los miedos personales.

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